El dragón del rey

«Y, por fin, llegó el último dragón: cuando le conoces a él, el rey.
Agárrate la corona y que no te caigas con la emoción.
El rey te empujará a las mazmorras que aún te quedan por visitar, haciéndote mirar de frente los blindajes que hay en ellas. Sólo un verdadero rey te conminará a hacer esto, pues sabe en su psique que las reinas auténticas son valerosas. Las otras, las que se quedan en damiselas que aspiran a ser reinas, ni se atreven ni han visto el coraje en su vida.
Amar a un rey no es cualquier cosa: no finje, no miente, no espera, no manipula, no engaña, no tergiversa, no te dice lo que quieres oír sino lo que piensa o siente; va a su aire pero cuenta contigo, te hace preguntas directas pues quiere saber si la relación tiene posibilidades …. Igual deberías hacer tú.»
Rosetta FORNER en «La reina que dio calabazas al caballero de la armadura oxidada«.

El arte de amar

«… el amor no es un sentimiento fácil para nadie, sea cual fuere el grado de madurez alcanzado. Su finalidad es convencer al lector de que todos sus intentos de amar están condenados al fracaso, a menos que procure, del modo más activo, desarrollar su personalidad total, en forma de alcanzar una orientación productiva; y de que la satisfacción en el amor individual no puede lograrse sin la capacidad de amar al prójimo, sin humildad, coraje, fe y disciplina. En una cultura en la cual esas cualidades son raras, también ha de ser rara la capacidad de amar. Quien no lo crea, que se pregunte a sí mismo a cuántas personas verdaderamente capaces de amar ha conocido.»
Erich FROMM en «El arte de amar».