Las reglas de nuestra propia felicidad

Si consideras la vida como un sueño te preocuparías menos de los resultados y te concentrarías más en las reglas y en las leyes que te pueden llevar al éxito. Este es el camino de menor resistencia y que te brinda más tiempo para maravillarte ante el mundo. Si lo eliges decides volverte una persona de fe en lugar de ser una persona de miedo.
¿Alguna vez has percibido una especie de relámpago de inspiración en tu mente, una imagen de lo que podrías alcanzar o de la persona que podrías llegar a ser? Si te ha pasado es que has recibido un destello de tu designio divino de parte del universo. Pide una señal o un mensaje que te diga cuál es tu designio divino y te será revelado. No te asustes de que no sea lo que quieres: es muy probable que satisfaga tus deseos más profundos. Es bueno desear, pero es mejor que busquemos lo que nos pertenece por derecho divino ya que en cuanto lo recibamos sabremos que es nuestro más allá de toda duda.
Jugar con éxito al juego de la vida implica seguir lo que funciona en lugar de luchar contra lo que no nos gusta. El cambio, aparentemente sencillo, de una visión de la vida basada en la lucha y el combate para obtener la victoria a otra basada simplemente en confiar que el desenlace será positivo puede transformar tu vida. Obtendrás todo lo que quieres y es probable que esto ocurra rápidamente siempre que no tengas dudas y puedas desearlo sin preocuparte lo que significa tener la certeza de que tus deseos ya están siendo cumplidos.
Lo que nosotros tenemos que aprender a hacer es a quedarnos quietos y dejar que Dios o nuestra mente supraconsciente interior haga el trabajo. En la quietud podemos ver lo que hace falta hacer si es que hay algo que hacer. El resultado de vivir según una realidad falsa nos puede atraer desastres y enfermedades. El amor altruista es un rasgo que tendremos que adquirir si queremos tener éxito en el juego de la vida.
Todas las palabras que nos decimos a nosotros mismos caen en la tabula rasa de nuestra mente subconsciente y allí se convierten en hechos. Por lo tanto, hemos de tener sumo cuidado con las palabras interiores y exteriores que pronunciamos. No es suficiente pronunciar las palabras correctas y tener fe. Tenemos que demostrarle a nuestra mente subconsciente que lo que esperamos recibir va en serio.
Florence SCOVELL  SHINN en «El juego de la vida y cómo jugarlo».

 

la ayuda que proporciona la autoayuda te puede ayudar

 

2 comentarios sobre “Las reglas de nuestra propia felicidad”

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